La comunidad amazónica de Santa Rita es un punto clave en la experiencia de turismo comunitario de la Ruta del Cacao y Chocolate.

Este año 2023 sería el segundo en el cual la conmemoración del día de la Madre Tierra, suma la celebración del Decenio para la Restauración de Ecosistemas, una iniciativa global de Naciones Unidas que apela al cambio hacia una economía más sostenible, para las personas y el planeta. El dilema de satisfacer las múltiples necesidades de una comunidad, en equilibrio con los recursos naturales, se ejemplifica en la comunidad Kichwa de Santa Rita, conocida como el Pueblo del Cacao y el Chocolate, donde la cosecha de cacao este año fue favorecida.

A quince minutos de la ciudad de Archidona, provincia del Napo, está esta comunidad de 700 habitantes en las cercanías de la Reserva Ecológica Coloso Chalupas, donde la economía local gira alrededor de productos como el cacao, guayusa, tuca, plátano y otros. ¿Cómo esta comunidad ha logrado más prosperidad a través de la actividad agrícola? Santa Rita se ha convertido en un punto de creciente interés turístico, como parte de la ́Ruta del Cacao ́, con una propuesta de turismo comunitario vivencial en torno a la cultura local y las prácticas sostenibles del cacao. La visita ejemplifica las prácticas del modelo “Del Árbol a la Barra”, en alianza con Pacari, a partir del cual se han creado procesos virtuosos de relacionamiento entre la comunidad, la naturaleza y el mercado.

La visita a esta comunidad amazónica de agricultores inicia en el centro comunitario de Santa Rita, que se encuentra junto a la plaza principal, con una refrescante porción de naranjas, caña de azúcar, y piña, de la zona, y una jarra de Agua de Guayusa, la bebida energética que todos consumen a diario en la localidad. Digna Pauchi y Edwin Alvarado, introducen a los visitantes en el ritual de preparación del “Maito”, un proceso de envuelto en hoja de Bijao, para preparar unas porciones de tilapia sazonada con especies naturales y productos que brinda la “chacra comunitaria” de Santa Rita.

Entre febrero y junio es la fase de cosecha del cacao, y el campo está inundado de mazorcas de diversas tonalidades: amarillas, marrones y rojas, demostrando la diversidad de tipologías de productos provenientes de las plantas ancestrales que se han mantenido gracias al minucioso cuidado del proceso agrícola comunitario, orgánico y sostenible. Para los agricultores locales este año ha sido especial, con un pico en la producción con árboles muy cargados, como parte de los ciclos naturales de la producción del cacao, que son estacionarios. Al igual que sus vecinos, Bolívar Alvarado es agricultor desde niño, oficio duro que aprendió de su padre. Experimentar en prácticas agroecológicas empezó en el año 2013, como presidente de la comunidad, con Santiago Peralta, fundador de Pacari, incentivo que lo retuvo en el campo, como un camino de mayor prosperidad y realización personal. “Mi vida totalmente ha sido cambiada porque el cacao da la economía y el sustento con un precio estable”.

Actualmente Alvarado es el coordinador del centro de acopio de cacao de la comunidad, y uno de los principales expertos en cacao de la zona. A través de las prácticas de agroecología comunitaria aportan al sostenimiento y florecimiento del banco genético de las especies de cacao ecuatoriano, con cualidades extraordinarias”. “Nosotros trabajamos el cacao nacional
fino de aroma, el 100% orgánico y por ello ahora pueden saborear el cacao de la Amazonía, el mejor chocolate del mundo.” enfatiza Bolívar.

Ser parte de una “agroindustria comunitaria no tradicional” es la fuente de sustento familiar, y motivo de gran orgullo para las 77 familias de agricultores de pequeña escala, que integran la Asociación Santa Rita Sacha Kampik. La producción orgánica del cacao y otros productos de la zona, a través de procesos agroforestales y de comercio agroecológico comunitario favorecen el cuidado de la tierra y el agua, y contribuyen en mantener la biodiversidad del ecosistema. Este modelo de producción en pequeñas fincas provee una materia prima de elevada calidad, con todos sus atributos naturales, libre de químicos, promoviendo la salud del consumidor. El producto en el mercado es parte clave del ciclo, como incentivo para sostener este modelo no intensivo de producción local, donde muchos más puedan ser parte.