Cinco años después del redescubrimiento del Atelopus ignescens, emblemática especie de rana arlequín, investigadores y líderes comunitarios unen esfuerzos para conservarla en su último refugio.
David Jailaca, un niño de 10 años, descubrió un sapito en su casa cuando cortaba alfalfa, en la localidad de la provincia de Cotopaxi en 2016. El niño desconocía que se trataba de una especie de anfibio muy buscado por décadas. Y fue así que este niño hizo historia al confirmarse que era el jambato, Atelopus ignescens, considerado extinto a finales de los 80, que todavía sobrevivía en este lejano valle.
Inmediatamente, el Centro de Investigación y Conservación de Anfibios “Jambatu” inició un programa de crianza en uno de sus laboratorios, el cual en la actualidad ha logrado reproducir a la especie bajo condiciones controladas. Actualmente cuenta con una población de respaldo en sus instalaciones. Posteriormente, en junio del 2021, se inició una nueva fase de investigación enfocada en conocer el estado de la población en su área natural y en conocer las percepciones y características de la comunidad local con el objetivo de identificar oportunidades y actores, y sentar las bases para diseñar un plan de trabajo. En esta fase, inicialmente a cargo de FLACSO-Ecuador, Universidad San Francisco de Quito y Centro Jambatu se consiguieron fondos semilla de Amphibian Survival Alliance, a través de la beca ASA 2021, Phil Bishop Amphibian Conservation Start-up Grant y Stiftung-Artenschutz del Fondo de Conservación de Anfibios.
En la actualidad, gracias a la articulación de líderes locales e investigadores/as se gestionan los fondos y se ejecutan actividades en torno al proyecto. Se ha llevado a cabo un monitoreo mensual de la especie y ya se ha identificado una población pequeña. Asimismo, el hallazgo de hembras grávidas y renacuajos sin duda muestra que la población de esta especie se está reproduciendo.
Sin embargo, la situación extremadamente crítica de esta especie ha motivado al equipo de investigadores a buscar más organizaciones con quienes han creado la “Alianza por el Jambato”. Dentro de esta alianza, intervienen tres investigadores del Centro de Investigación de la Biodiversidad y Cambio Climático – BIOCAMB, de la Universidad Indoamérica: las doctoras Mónica Páez, Sofía Carvajal-Endara, el Dr. David Salazar-Valenzuela y una estudiante de la Maestría de Biodiversidad y Cambio Climático, la Lcda. Gabriela Maldonado-Castro.
En total, la Alianza por el Jambato está conformada por: María del Carmen Vizcaíno-Barba (FLACSO Ecuador y Sociedad Ecuatoriana de Etnobiología ); Juan Manuel Guayasamín, Mateo Vega, Amanda B. Quezada (Universidad San Francisco de Quito); David Parra-Puente (Fundación Jocotoco); Mónica Páez-Vacas, Sofía Carvajal-Endara, David Salazar, Gabriela Maldonado-Castro (Universidad Tecnológica Indoamérica); Andrea Terán-Valdez, Luis A. Coloma (Centro Jambatu); Gustavo Pazmiño-Otamendi, Andrés Marmol-Guijarro, Micaela Stacey-Solís, Andrea Varela-Jaramillo (3Diversity); Martín R. Bustamante, Gabriela Arévalo, Soledad Torres, Stefany Obando (Zoológico de Quito); Lina Valencia (Re:wild); Luis Fernando Marin da Fonte (Amphibian Survival Alliance); María José Navarrete, Laura Gómez-Mesa (investigadoras independientes); Stiftung-Artenschutz; Iniciativa de Supervivencia Atelopus; y la Oficina Regional para América del Sur de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). El gobierno parroquial en el que sobrevivió el jambato y la comunidad local son también fundamentales en esta unión de esfuerzos.
Felicitamos a nuestros investigadores por ser parte de estos proyectos que rescatan la fauna y flora de nuestro país. Fuente y más información en el siguiente link: https://bit.ly/3tX9TDC
Más información la encuentran en nuestra web: www.uti.edu.ec
SOBRE BIOCAMB
El BioCamb ha desarrollado varias líneas de investigación en biodiversidad, biogeografía y gestión ambiental que han contribuido a la creación de conocimiento y a su difusión, a través de una producción científica de alto impacto y de alcance global, conjugando redes de investigación nacionales e internacionales.
Además, el BioCamb se integró plenamente en el espacio académico con la creación de Programas de Educación Superior (una carrera de grado y dos maestrías) y con actividades de vinculación con la sociedad, generando así sinergias que han facilitado la transferencia y cocreación de conocimiento, a través de la docencia universitaria y la ciencia ciudadana.