El ritmo de vida moderno es bastante acelerado, siempre tenemos algo en la cabeza, pero en muy pocas ocasiones ese algo es cómo nos sentimos.

Ponemos demasiado esfuerzo en mantener un equilibrio emocional sin importar cuantos sentimientos negativos se están originando. Y es que es necesario tener a nuestra disposición herramientas que nos permitan mejorar nuestra inteligencia emocional, en ese sentido, lo mejor es recurrir a un profesional.

En la web de psicologoeduardoschilling.cl encontraremos la ayuda necesaria para entender mejor nuestras emociones y la interpretación de las emociones de los demás. La dimensión psicológica tiene una enorme importancia en cómo socializamos y nos adaptamos al entorno, por lo que con la ayuda profesional y estos consejos, rápidamente podremos incrementar nuestra inteligencia emocional.

Detente por unos segundos

En ocasiones es necesario hacer una pausa, tan solo unos segundos son suficientes para cambiar la forma en la que reaccionamos. A pesar de ser uno de los consejos más sencillos, es uno de los más importantes y difíciles de ejecutar.

Debemos detenernos y pensar, antes de actuar o hablar si creemos que vamos a responder de forma emocional.

Si estás molesto, entonces cuenta en silencio hasta 10. Con estos segundos podrás tomar el mando de tu cerebro y reaccionar de forma lógica. Si puedes hacerlo, sal y camina un poco, esto te ayudará a estar calmado y regresar cuando puedas actuar correctamente.

Piensa en tus acciones

Las discusiones cargadas de emociones por lo general están relacionadas a problemas profundos sin resolver. Si no los tratamos, seguramente volverán a aparecer.

Al tomar una pausa, no olvides toda la situación, sino más bien reflexiona con el objetivo de tratar el tema cuando puedas hacerlo con calma.

Si se trata de un tema delicado, debes saber cuándo y dónde hablar, de esta forma podrás mantener una conversación tranquila y con raciocinio. Sé prudente y cauteloso.

Alzar la voz no es una opción

El tono de voz al momento de discutir temas difíciles dice mucho acerca de la inteligencia emocional. Cuando nos comunicamos, el interlocutor tendrá reacciones similares a nosotros en cuanto a la forma y el tono de voz que usamos: si tenemos una voz tranquila, generalmente responderán igual. Si gritamos, recibiremos gritos como respuesta.

Si es un tema difícil, hablar de una manera calmada y con mucha concentración. Si ves que la conversación empieza a volverse hostil, detente, suaviza tus palabras y baja la voz.

Escuchar no es lo mismo que oír

Debemos prestar mucha atención a las personas de forma que podamos ponernos en sus zapatos. No escuches para responder, escucha para entender.

No lo hagas con prejuicios, intenta ser solidario, pero tampoco ofrezcas consejos ni soluciones mientras se conversa. Más bien, intenta recolectar toda la información que puedas para poder ver la situación desde el mismo punto de vista.

Así pues, podrás percibir o descubrir malentendidos que ni siquiera habían pasado por tu cabeza. También piensa que posiblemente la discusión que está ocurriendo es por una reacción emocional desmedida y no por una razón justificada.