La caligrafía con estilográfica requiere cuidado por la minucia, paciencia, estilo personal y una pequeña dosis de artesanía. Valores que se tornaron un tanto infravalorados en el presente y que quizá sean los que le hagan entablar compromiso con su audiencia.

La pluma es un artefacto con clase que parece reservado para ocasiones importantes y, ¿sabes?, en cierta forma es correcto. Aunque se puede usar en cualquier oportunidad, lo que escribamos con este artefacto tendrá un valor sobresaliente en comparación al que obtendríamos empleando otra herramienta.

¿Aprecias el trabajo bien hecho?, aquel en el que dedicamos toda nuestro esmero y pasión, entonces la pluma estilográfica es para ti.

¿POR QUÉ ESCRIBIR CON PLUMA HOY EN DÍA?

Aparte de las virtudes “subjetivas”, ya señaladas, que se pueden vincular con esta práctica, ahora veamos los méritos que aporta sobre otras herramientas de escritura:

Lo primero que repararemos es la suavidad de la escritura, pues no se requiere ningún desvelo para que fluya la tinta. Simplemente hay que deslizarla sobre el papel, como si se tratase de un baile.
Tus manuscritos serán más personales y expresivos, tanto por la fluidez de los trazos como por la variedad de tintas y papeles que podremos empezar a percibir.

Mejora nuestra caligrafía al avivar la atención y el depurado de la misma.
Este instrumento requiere cierto mantenimiento lo que, como pasa con todo aquello a lo que se consagra tiempo y atención, hará que la estimaremos más. Se tornará en algo realmente nuestro.

¿CUÁNDO NO ES PRÁCTICO USAR PLUMA?

En ciertas situaciones no podremos sacar provecho a los puntos fuertes de las plumas y quizás experimentaremos alguna de sus desventajas, por lo que será mejor preferir otro tipo de herramientas, como bolígrafos de bola (ballpoints) o gel, rotuladores, etc.:

Cuando necesitamos escribir en situaciones inestables: no se dispone de una zona de apoyo adecuada o se deben usar papeles de reducida calidad. Si queremos lograr un escrito con calidad de archivo, férreo a la luz y, en cierta medida, a la humedad: la mayoría de tintas para plumas no llenan estos requisitos y las que lo hacen no llegan a los niveles de permanencia de bolígrafos de bola o de gel.

¿QUÉ ES UNA PLUMA ESTILOGRÁFICA?

La historia de la pluma, más bien la de su denominación, enlaza con la de las primeras escrituras (en Egipto, Sumeria o Grecia), las cuales se realizaban sobre tablillas de algún material moldeable; arcilla, cera, o bien en piedra. El punzón que se usaba para crear las incisiones se denominaba estilete, del latín stilus.

Más adelante se desarrolló la técnica de escritura con tinta sobre materiales porosos como el papiro, el pergamino y por último el papel, para lo que se usaron elementos naturales como cañas y plumas de aves, y más tarde imitaciones de éstas realizadas en metal.

Si tenías la duda de por qué se llama pluma estilográfica, aquí tienes la explicación. Proviene de diferentes tradiciones y técnicas de escritura: pluma + stilus.

Se intentó manufacturar plumas que mantengan una carga de tinta en el cuerpo que acabase con su principal limitación, el tenerla que entintar cada pocos trazos, lo cierto es que hasta el siglo XIX no se lograron avances notables en este campo.

En aquel siglo se sucedieron los desarrollos para conseguir que las plumas fuesen cada vez más prácticas, con cargas internas y desechables de tinta que proporcionasen un flujo constante.