La cerveza artesanal sufrió la estocada de la pandemia siendo uno de los sectores más castigados. ¿Estamos ante un punto y seguido o aparte?
La cerveza artesanal aterrizó en España aparentemente como una moda que cuajó en segundos, cuando en otros muchos países era casi una forma de vida desde hacía décadas. Vivió su boom en locales y bares, se vendieron kits de ‘hazte tu cerveza en casa’ por todas partes y llegó a convertirse en el icono hipster de toda ciudad (y pueblo) que se preste a la modernidad. Parecía que el universo craft había venido para instalarse definitivamente en nuestro país, cuando allá por 2010 o 2011 comenzábamos a ver aquellos brebajes artesanales con grandes dosis de recelo por un lado y curiosidad por otro.
Pero el cierre de algunos buques insignia como Cervezas La Virgen y los estragos de la pandemia han sacudido los pilares de un sector cuya salud ha sido hasta cierto punto cuestionada. La Asociación de Cerveceros de España asegura, en su último informe socioeconómico del sector de la cerveza en España, que se enfrentan a un año que no es bueno para el sector de la cerveza artesana.
Con una caída en producción en torno al 3%, y del 25% respecto a los datos prepandemia, la cerveza artesana podría estar enfrentándose a nuevos desafíos en una sociedad donde ha aumentado el consumo en casa, donde la cerveza sin alcohol sigue ganando adeptos y donde la eterna cultura del vino sigue pisando los talones.
Artesanas que desaparecen o se industrializan
Para entender un poco todo este embrollo hemos hablado con Carlos García, de Cervezas La Sagra, que nos cuenta cómo era el panorama cuando ellos aterrizaron: “Cuando nosotros nacimos, la cuota de mercado de la cerveza era mucho menor que la que hay ahora para la categoría.
Para Carlos, los principales desafíos que han sufrido, no solo las pequeñas cerveceras, sino cualquier empresa, han sido el incremento de la inflación y los costes. Esto, a su juicio, se hace mucho más complejo de asumir a las pequeñas cerveceras, que ven cómo sus márgenes se han reducido y son difícilmente asumibles.
“A consecuencia de la inflación, el consumidor está volviendo a tener una sensibilidad más alta al precio que antes de la pandemia, por tanto, esto ataca directamente con el segmento de la cerveza de especialidad” explica Carlos, dejando claro que en el mercado hay hueco y oportunidades por delante, sobre todo para aquellos cerveceros que apuestan por hacer las cosas de forma diferente.
Para el cervecero, tras la pandemia, la distribución de esta tipología de cerveza se resintió, en gran medida por el constante cierre de la hostelería. En palabras de García, “En Alimentación, durante la pandemia, el consumo se polarizó, aumentando el de marcas de especialidades y marcas más económicas.
Posteriormente, el mercado se estabilizó, pero es cierto que los grandes grupos también han apostado por la diferenciación, y aunque el segmento de las cervezas de especialidad disminuye, muchos lanzamientos están teniendo éxito”. Porque según él, este panorama denota que sigue habiendo cabida para otros estilos de cervezas y, por lo tanto, para el segmento artesanal.
La visión de los expertos
El consumo de cerveza va íntimamente relacionado con la gastronomía, de ahí que la salud de nuestra hostelería sea tan importante para el sector.
Vicente Álvarez de Haro, vicepresidente de Sumillería y Cultura Cervecera de España tiene claro que el sector no ha evolucionado del mismo modo que en otros países, como Francia, donde el crecimiento anual está próximo a un 7%. “La cuestión es cuál es el tipo de consumo mayoritario de la cerveza en España, y a qué precio de venta. Durante y después de la pandemia, la mayoría de hosteleros necesitaban financiación porque estuvieron cerrados durante mucho tiempo, con unos costes fijos bastante elevados. Eso ha afectado al catálogo disponible que penaliza más a las pequeñas.
El año pasado hubo menos consumo de cerveza respecto a las previsiones porque se pensaba que la gente iba a consumir más en ciudades españolas, sobre todo durante verano, pero no ha sido así. Además, creo que se está racionalizando mucho más el consumo lo que ralentiza la rotación. Aun así, no creo tanto que haya habido un descenso de consumo de artesanas, sino que el mercado no ha acabado de eclosionar en diez años. Sigue viviendo del consumo de especialidad con una incidencia muy pequeña respecto al resto de consumo de cerveza”, afirma.